Historia

Esta Asociación denominada “CASA DE GRANADA”, tiene sus orígenes como presencia granadina en Madrid, en el año 1880. Siendo que en el año 1957 se integró con las Casas de Almería y de Jaén, el 6 de Julio de 1965, se constituye como “Casa de Granada en Madrid”, y en 1968 se registra en el Ministerio de la Gobernación con el n.º 1085, de acuerdo con la Ley de Asociaciones, aprobándose sus primeros Estatutos el día 16 de Julio de 1973.

En la actualidad ha sido modificado el número de Registro por pasar a tener ámbito nacional, siendo el actual 7771.

La “Casa de Granada en Madrid” ha sido declarada “Entidad de Utilidad Pública” por el Excmo. Ayuntamiento de Madrid, en Decreto de 13 de Octubre de 2004, con número de Registro Municipal 01515.

La “Casa de Granada” se considera Asociación Andaluza fuera de Andalucía, y se regirá por las normas constitucionales y la vigente Ley de Asociaciones, así como por los presentes Estatutos.

La Casa de Granada es una Entidad privada e independiente. Pueden ser socios los nacidos en Granada, así como aquellas personas que, sin ser naturales de esta Provincia, simpaticen con la naturaleza e idiosincrasia de la referida zona.

LA CASA DE GRANADA EN MADRID CUMPLE 60 AÑOS

Venían acariciando la idea desde tiempo atrás, pero las cosas no ocurren hasta que la voluntad y la decisión se alían con las circunstancias y eso fue lo que pasó en 1958. Un grupo de granadinos residentes en Madrid, reunidos en el local de una autoescuela, constituyen la Comisión Organizadora para la creación de la Casa de Granada en Madrid bajo la presidencia de Pablo Benavides. Poco después, miembros de ese grupo, entre los que estaban el citado Benavides, Luis Sánchez Agesta, José Ortega, Aquilino Morcillo y otros notables paisanos, ofrecieron un homenaje a don Antonio Gallego Burín, a la sazón director general de Bellas Artes y antes alcalde de Granada. En dicho acto, el homenajeado pronunció un discurso en el que, consciente del sentir de los presentes, mostró su decidido apoyo a la Casa de Granada en Madrid. Esa alocución de don Antonio, considerado como el discurso fundacional, figura enmarcado en lugar preferente de nuestra Casa y constituye una referencia ética y moral para los que la servimos.

A partir de ese momento y movidos por la justificada ilusión, la Casa tiene una sede errante por pequeños locales de Madrid, facilitados por amigos, hasta encontrar albergue en uno, situado en la que fue Plaza de Vázquez de Mella, sede de la Casa de Jaén, que servía también de local de reunión a un grupo de almerienses con las mismas inquietudes e ilusiones que los granadinos. Nace así la Casa de Andalucía Oriental aunque cada grupo mantiene sus propias actividades.

Corría el año 1968. Un buen día, el entonces alcalde de Granada, Manuel Sola Rodríguez-Bolívar, visitó las instalaciones compartidas y, a la vista de ellas y de los propósitos y proyectos que los responsables de la Casa le presentaron, ofreció apoyo económico para adquirir unas instalaciones que albergaran a la Casa de Granada en Madrid. Con el apoyo del Ayuntamiento granadino y una hipoteca con la garantía de los locales y la personal de los miembros de la Junta, se adquieren dos plantas en la finca número 17 de la calle Doctor Cortezo, sede actual de la Casa.

Como curiosidad diré que los nuevos Estatutos se aprobaron en una junta general celebrada en el teatro de la Comedia, propiedad de otro granadino, el director teatral José Tamayo. Varios años después, y aprovechando una coyuntura económica favorable, se adquirió una tercera planta en el mismo edificio, que hace pocos años terminó de pagarse.

Celebramos también, por tanto, el 50º aniversario de la instalación de la Casa de Granada en su ubicación actual.

Desde entonces la Casa ha pasado por vicisitudes diversas, ha disfrutado de momentos brillantes y ha sufrido otros menos satisfactorios.

La escasez de socios ha sido un problema endémico desde los años de la fundación y ha sobrevivido por ser propietaria de las instalaciones y por algunas ayudas recibidas de instituciones oficiales.

Hoy la Casa se mantiene con los recursos generados por su patrimonio y su actividad. Pero la vocación de nuestra Casa no es mantenerse y el esfuerzo de sus responsables no puede agotarse en la simple supervivencia. Nuestra institución no es un fin en sí misma, sino que encuentra su verdadero sentido en la prestación de servicio a los granadinos, a los de Madrid y a los de Granada. Y en este punto, hemos de admitir que todos nuestros desvelos serán baldíos si no contamos con la comprensión, el apoyo y la colaboración de las instituciones y entidades granadinas, públicas y privadas.

El emplazamiento de la Casa, en pleno centro de Madrid, es inmejorable y sus instalaciones, con una superficie de unos 500 metros cuadrados, permiten numerosas y variadas actividades.

No podemos conformarnos con llegar a ser un punto de reunión de nuestros socios en Madrid, hoy ya no, sino que podemos y debemos ser también un punto de referencia para las instituciones y empresas granadinas, un cauce por el que orientar y mover sus intereses en la capital de España, en los diversos ámbitos de la actividad granadina, tanto artística, como turística, como productiva en las más diversas facetas

Confiamos en que los contactos hace tiempo iniciado con la Diputación y el Ayuntamiento de Granada, así como con la Confederación de empresarios granadinos lleguen a fructificar en forma de convenios de colaboración, acuerdos, delegación de funciones o cualquier otra fórmula jurídica que posibilite obtener el máximo rendimiento de las capacidades que la Casa ofrece a los granadinos.

Porque quizás no son conscientes o lo olvidan o aún no han llegado a saberlo, pero todos los granadinos tienen casa en Madrid.